El
director de una de las cadenas televisivas más vistas del país quería crear un
programa de debate de actualidad cuyo formato fuera novedoso: los turnos de
palabra deberían respetarse, las opiniones se expresarían con argumentos
sólidos y las malas formas no estarían permitidas. Los dos invitados estrella
en el primer programa fueron Góngora y Quevedo. Escritores de gran prestigio,
eran conocidos por los ataques cargados de originalidad sarcástica que se
lanzaban continuamente el uno al otro. El debate en la primera parte transcurrió con
normalidad. Durante la publicidad la directora del programa dio nuevas
instrucciones a los tertulianos: la audiencia estaba siendo floja y había que
animar el duelo dialéctico para alcanzar un porcentaje de cuota de pantalla mínimo
y que no desapareciera de la parrilla televisiva. En la segunda parte el ambiente fue
subiendo de tono. Las intervenciones eran cada vez más agresivas, con gritos y acusaciones. Góngora y Quevedo se incomodaron: no era lo pactado en el contrato. Pero Quevedo pensó: «Poderoso
caballero es don Dinero», mientras tocaba el cheque que
reflejaba varios ceros guardado en el bolsillo interior de su americana.
Este microcuento lo presenté al II Concurso de microrrelatos La redonda te cuenta.
Lo has expresado con claridad meridiana: la audiencia prefiere a gente zafia y sin educación para cualquier debate. Ella manda y la televisión obedece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario, José Antonio. Sí, tenemos la televisión que queremos.
ResponderEliminarAl final voy a pensar que el país, sus habitantes, no dan para más..., que en el fondo eso es lo que están pidiendo.
ResponderEliminarBueno, quiero ser optimista y pensar que sólo una parte de la población pide eso.
Eliminar¡Viva el Siglo de Oro!
ResponderEliminarGracias por tu visita.
¡De nada! Me hacía gracia pensar que si Góngora y Quevedo vivieran en la época actual podrían ser personajes televisivos.
Eliminarinteresante lo que sale de tu mente y pones enlazado a tus letras
ResponderEliminar¡Gracias, Recomenzar!
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