Un dolor repentino en el pecho, dificultad para respirar, mareo, pérdida de la conciencia, desmayo. Una llamada telefónica, una ambulancia, personal sanitario, oxígeno, reanimación cardiopulmonar. El hospital, pasillos largos, una camilla, un monitor de electrocardiograma, líneas verdes sobre fondo negro que se alargan y se contraen. Los médicos no dieron muchas esperanzas. La familia cruzó los dedos. Sin embargo, contra todo pronóstico, se recuperó. Sus familiares, entre consternados y sorprendidos, le visitaron. Los miró triunfalmente: de momento no tenía intención de dejar este mundo.
Se recuperó solo por llevar la contraria. Me gustaría haber visto la cara de decepción de sus familiares.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario, José Antonio. Un abrazo.
EliminarEsta bien el relato , al inicio hay una buena tensión narrativa pero puego se vuelve algo predecible , parece que algo le faltó , es decir cerrarlo de otra forma tal vez .. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tu consejo, Pablo, porque eso hace que lo revise y ayude a mejorarlo.
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